Realmente el cerebro humano es especialmente increíble , tiene la capacidad de convertir lo angustioso y estresante en un recuerdo gratificante para lo que sólo hace falta , entre otras cosas, que la masa gris lo macere y lo reconvierta. Pero para ello también hace falta alguna cosa más; algún aporte personal y sobre todo contar con la gente que está dispuesta a ayudar al que tiene cerca.
Digo esto porque recordando la gran cantidad de experiencias e incluso aventuras que me ha brindado mi trabajo recuerdo una de ellas entre todas y la recuerdo con cariño y orgullo. La foto que acompaño no da ejemplo de la magnitud de la construcción, igual que en su momento no se la dió al departamento técnico, subestimando,todos nosotros, la dificultad del encargo solicitado.
En su momento y dentro del proyecto general de la compañia propietaria de la central, participé en el recambio de la antigua marca por la nueva, después de la fusión de dos empresas energéticas. El logotipo que más impacto visual generaba estaba colocado en la estructura externa de la caldera con unas dimensiones en altura cercanas a los 120 metros de altura( traducido a pisos serían unos 40 pisos de alto) y una dimensión en longitud de aproximadamente 50 metros.
Estas macrodimensiones venían acompañadas de dificultades para la utilización de medios auxiliares, imposible su utilización, de dificultades técnicas, debíamos eliminar el antiguo logo que estaba sobre-pintado en la chapa metálica, y de dificultades meteorológicas propias del terreno, tuvimos un parón de dos meses debido a los constantes temporales de lluvia del Oeste. Este cóctel bien removido hizo que de no contar con la ayuda inestimable de los técnicos de la central y de profesionales de varias empresas de la zona, no hubieramos llevado a cabo la obra.
Pero hete tú que en estos momentos la realidad es que los recuerdos son gratificantes y motivo de orgullo y satisfacción. Han desaparecido la soledad, la desazón y la impotencia.
Enhorabuena a todos los que participaron.
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